El dulce sonido de una flauta
El ser humano nunca se conformó con los dones que trajo al mundo, ni con aquellos que adquirió como fruto de su trabajo. Por esa razón, trató de imitar las cualidades de otros animales.
El hombre quiso volar, e inventó el aeroplano. Quiso trinar como las aves y creó la flauta.
Al principio, empleaba este tubillo, ora de madera, ora de hueso, para comunicarse con sus ancestros y/o deidades, en los sus rituales mágico-religiosos.
Poco a poco, el instrumento fue empleado para su goce estético y paso a ser pieza clave en las instrumentaciones de la música litúrgica y sacra.
En el Medioevo, la flauta conoció de un inusitado desarrollo y creció su familia, con originales propuestas que contribuían a enriquecer su espectro sonoro. En esa época, fue muy popular la llamada flauta dulce, conocida y muy difundida desde la Edad Media hasta finales del Barroco.
Posteriormente cayó en desuso al desarrollarse la orquesta clásica, poblada de instrumentos más sonoros.
A partir del siglo 20 la flauta dulce recuperó vigencia, en principio por su interés para interpretar música renacentista y barroca con sus instrumentos originales, También es ocasionalmente utilizada en música popular, incluyendo grupos como los Beatles, los Rolling Stones, Led Zeppelin, Jimi Hendrix.
Su difusión mundial además, creció gracias a sus posibilidades pedagógicas como herramienta para la iniciación musical.
Por estos días, el ambiente sonoro de la capital de todos los cubanos se endulzó con las notas emitidas por este instrumento de viento, a raíz de la celebración del XI Festival de Música Antigua Esteban Salas.
Su magia y seducción hicieron acto de presencia en los conciertos de obras compuestas en los siglos 20 y 21, basadas en el mundo sonoro de la Edad Media y el Renacimiento, que incluyeron piezas de Antonio Vivaldi, Bartolomeo Montalbano y Alessandro Stradella, entre otros.
Mas, no solo se disfrutaron estas caricias auditivas, sino que también se debatió sobre ellas en talleres y conferencias, como las tituladas “Ensembles de flautas dulces” para instrumentistas de flauta y estudiantes de la Orquesta Barroca de la Escuela Nacional de Música.
Sin duda, La Habana vivió en febrero un ambiente renacentista, al compás del dulce sonido de una flauta.
Por Pedro Norat Soto.
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