Cuando regresaba ayer al hogar, comprobé con regocijo que La
Habana se vestía de fiesta en saludo al Día Internacional de los Derechos
Humanos.
Primero fue en el Parque de 23 y G, en la barriada
capitalina del Vedado. Varios kioscos como
gigantes sombrillas, cobijaban una amplia oferta comercial y gastronómica. La
literatura también tenía su espacio, ofreciendo su festín a los degustadores de
la lectura.
Un panorama similar me encontré unas calles más adelante, en
el Parque de 23 y C. La única diferencia es que en la escena evolucionaba un
cuerpo de baile, también integrado por artistas aficionados.
Más cerca de casa, comprobé que el parque de 31 y 30 en Playa, también estaba
ocupado por artistas aficionados del territorio. Incluso aquí, encontré algunas
caras conocidas, en el pleno disfrute del derecho de los cubanos al arte.
El Mirón de la
Habana.
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